Saludos, queridos, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.

 

A aquellos que no experimentaron la canalización anterior, los invito a olvidar ahora mismo todo lo que pudiera interrumpir un pensamiento que les daré: Ustedes son magníficos; todos ustedes, cada uno. Dejando de lado todos los pensamientos que no sean este, los ponemos en un estado para que puedan recibir este mensaje de una manera que de lo contrario no podrían.

 

Siempre están los que vienen para ver cómo es, y analizarlo, y mirar, y se pierden el esplendor que hay aquí para ustedes. Los invitamos a rodearse de manera subrreal con compasión y amor que están allí. Ese es su linaje, eso es quienes son. ¿Cuántos de los que están en los círculos religiosos de los edificios donde asisten y rinden culto, les dicen que ustedes son muy dignos de mirar a los ojos al Espíritu y decir “Te conozco”? Ustedes son muy dignos de ser parte del cuadro más grande del que nadie les habló.

 

Pero ahora mucha gente joven empieza a despertar también. ¿Qué tal si hubiera algo más grande que lo que jamás les dijeron sobre el Creador? ¿Qué tal si pudieran descartar todas las reglas y todas las doctrinas y empezar de nuevo, y entender que han nacido magníficos? Y empezar desde allí.

 

Queridos, ahora mismo en este planeta, pero especialmente en este país, en este salón, se trata de darse cuenta de quiénes son y empezar a pelar la cebolla de la dualidad y dejar que todas las otras cosas se vayan de ustedes lentamente, a medida que entienden que hay una realidad más grande, una que no esperaban. Recuerda a una de las parábolas que les di tantas veces, que ya han oído antes, sobre el artista maestro que mira el bloque de granito y decide qué quitar, con objeto de crear la obra maestra que está allí adentro. Y eso es quienes son ustedes.

 

Hemos dicho esto, especialmente en estos dos últimos años, una y otra vez: que ahora ustedes tienen nuevas herramientas, aun cuando quizás han sido de parte de lo que llamaron esta Nueva Era, años y años, hay herramientas que no esperaban, que mejoran lo que pensaban que existía. Y algunos de ustedes ni siquiera están dispuestos a ver eso, porque se detienen en lo que saben. Y eso es en parte lo que mi socio va a tratar hoy.

 

Yo quería hablar brevemente sobre cuatro atributos de la maestría. Uno incluso se ha dado hoy. En esta canalización particular sé que repetiré. Estas son cosas nuevas. Solo recientemente he dado a mi socio estas ideas. Aquí hay una profundidad de estos atributos.

Número 1. La Maestría tiene una actitud pacífica, y sabiduría, y comprensión, en medio del conflicto. Un atributo de la Maestría dice que no importa qué esté pasando a tu alrededor, tienes la capacidad de no ser parte de ello. Estás allí como parte de ello, porque vives en 3D. Estás allí tal vez con la familia, disfuncional, que se disgrega. O vives en una comunidad que se está recuperando de todas las cosas terribles de horror que tal vez han visto y no esperaban, y aún allí, entre ellos, están los que entienden: Paz, estén tranquilos. Y pueden entrar en su corazón, y en medio del conflicto y todo lo que los rodea, sentir el amor de Dios. Un amor que les pertenece porque son parte de él, no viniendo del Creador, sino que viene desde adentro. Queridos, Dios reside en ustedes tanto como en los cielos que ven arriba, es parte del plan, su alma es una creación de Dios y ustedes están en ella. Eso son ustedes. No están apartados de Dios. Y significa que los elementos, los atributos de la Maestría, son suyos. Suyos para crear, entender, desarrollar, dejar que todas esas cosas de la dualidad se vayan para poder ver la Maestría en su interior, y ser capaces de hacer algunas de estas cosas. Y cuando empiezan a hacerlas, empiezan a tener mejor salud, empiezan a vivir más tiempo, empiezan a entender el elixir de ustedes, empiezan a entender el elixir de la alegría, y todas las cosas que tal vez toda su vida se les han escapado, se vuelven más sencillas de lograr, porque saben quiénes son. Eso fue el número 1, la capacidad de permanecer en paz. Actitud pacífica en medio de todo lo que les rodea en conflicto.

 

El número 2 ya ha sido mencionado: la Maestría no reacciona; la Maestría observa. Y en la observación de lo que está sucediendo, busca la acción compasiva. Eso es difícil; cuando alguien está frente a ti, y tú estás alterado, y está diciendo que estás equivocado, o pidiéndote que cambies, o preguntando cosas que parecerían una crítica de ti y de tu vida, o de cómo ves las cosas, ¿cuál es tu reacción?

 

Queridos, el ser humano, en su nivel elemental, está diseñado para la supervivencia. Y en una cultura, sobrevivir no es tanto huir del tigre de Bengala como conservar intacto quien tú eres, y cuando alguien te ataca cuestionando lo que crees, o aún peor, te insulta, la reacción instantánea es la defensa. La Maestría no reacciona. La Maestría observa. Imaginen que alguien viene y les hace algo así, y ustedes no reaccionan en absoluto. En cambio están observando a alguien que tal vez está dolorido, y se dan cuenta en seguida de que está en problemas, o está molesto, y no tiene que ver con ustedes, pero las palabras que salen de su boca y apuntan a ustedes es lo mejor que el otro puede hacer para desahogar lo que le está pasando. Y en esa observación, ustedes se vuelven hacia la compasión y no se defienden, sino que en cambio le dicen: “Te amo y te respeto por todo lo que eres”.  No se disculpan por no responder a sus estándares; solamente lo aman. ¿Cuántos de ustedes son capaces de hacer eso? Eso es Maestría.

 

Número 3: la Maestría se rodea a sí misma de luz. Todo el tiempo, no importa qué pase. Te rodeas de luz antes de ir a dormir, te rodeas de luz al despertar, de modo que por donde camines vas empujando esa luz delante de ti. Y no reaccionas ante cosas que son disfuncionales. Rodearte a ti mismo de luz es la clave de los otros dos, los dos primeros. Cuando estás siempre rodeado de esa luz del Creador, que es tuya para rodearte de ella. Es tuya para hacerlo. Entonces no reaccionas. Y estás en paz en medio del conflicto. Y tienes esa visualización de estar en una burbuja, y rodeado. Y eso entonces te permite crear cosas que vienen a ti. Y en esa creación vas a ver: ¿estás realmente creando tu propia realidad, o es solo una ilusión? Te das cuenta cuando muchas cosas empiezan a venir a ti que no esperabas, dices: “Lo estoy creando” y estás en lo correcto. Porque la luz atrae estas cosas. Eso es Maestría.

Número 4, el último. Es como para pensarlo, y lo guardé para lo último. La Maestría rechaza, rechaza completamente, cualquier cosa que disminuya a otra persona. Cualquier expresión, cualquier pensamiento que disminuya a otra persona. Eso significa que en un grupo en que estás, la Maestría no contribuiría al chisme, no se sentiría empoderada si ellos vieran a otra persona como inferior a sí mismos. La Maestría rechaza la idea de disminuir la majestad y la magnificencia de cualquier otro ser humano en el planeta. Y eso es algo para pensarlo, queridos, porque hay algunos cuyas vidas enteras se ocupan de disminuir a los demás. Y lo saben, y saben de qué hablo.

Tal vez hay una reunión de familia, donde va a suceder eso, y empieza a suceder y tú no participas. Y es obvio que no participas. Y te miran y dicen: ¿Qué piensas? Y en ese momento eliges cuidadosamente tus palabras. Dices: “Bueno, no estoy tan molesto como ustedes. Y quiero ver lo bueno en todas las cosas, y por eso me callo”. No significa que eres mejor que ellos, solo tienes una idea diferente. Y puede que ellos lo acepten o no. Pero esa misma frase tuya les está diciendo: “Yo no voy a hacerlo”.

La luz es atractiva para esto, habrá quienes vengan a ti y digan: “Quiero lo que tú tienes. Te he visto funcionar, te he visto con los demás, te he visto con los clientes en el trabajo. ¿Qué tienes tú, que yo no tengo?” Y allí es cuando puedes compartir lo que descubriste. Y lo que compartes no es una doctrina, no es una verdad evangélica que estudiaste y tienes en un libro. Lo que están viendo es el patrón de tu vida. Y ellos te ven y ven la compasión, y tal vez no la han visto antes en un ser humano, no en un libro.

Y es por eso que estás aquí. En medio de todo lo que hay aquí, en la agitación que hay aquí, tú has elegido sentarte en esa silla, porque sabes que hay algo más. Para entender que hay luz, para empezar a entender tal vez cómo lograrla. Y cómo encontrar esa bella, magnífica estatua dentro del bloque de granito. Tal vez sea el comienzo del resto de tu vida.

Yo soy Kryon, enamorado de la humanidad. Volveré.

Y así es.

Kryon