EL AMOR DE DIOS 

Esto es muy importante. Esto que te diré hoy ya lo sabes. Antes de que empecemos, deja que ese sentimiento, ese pensamiento, penetre tu ser. Lo que te diré ya es tuyo. Lo que te diré ES tu SER. Más allá de las palabras, trascendiendo las percepciones…, más allá de los pensamientos que generan las palabras…, ya sabes todo esto.
Tu lección decía, “el Amor de Dios es mi sustento” (L50). Hablaremos del Amor de Dios.
EL Amor de Dios ES REALMENTE Dios Mismo. He dicho Dios “Mismo”, porque Dios no es hombre o mujer [el pronombre usado en inglés es Itself, que marca el género «neutro», y de ahí que se explique], así como tú eres hombre o mujer solo en tu imaginación, mientras que, en tu realidad, no eres ninguno de los dos.

Cuando Dios te da amor, Él da lo que es, lo que fue y siempre será, porque Dios, cuando te ama, se da a Sí Mismo. Cuando recibes ese Amor, cuando recibes a Dios Mismo, te conviertes en Dios. Esto ya lo sabes. Escúchame bien.
Permítete, si puedes, sentir esto dentro de tu ser, más allá de tus pensamientos, más allá de las palabras. Dios te ama. Este Amor es el darse a sí mismo de Dios para ti, hacia tu ser. Por eso es que el Amor de Dios te sustenta, porque cuando Dios te da Su Amor, Él te da a Sí Mismo y tú te CONVIERTES en Dios.

Si en verdad tú eres Dios, lo cual, como el Hijo de Dios, realmente tú eres… entonces estás sustentado, protegido, y eres eterno. La palabra que hemos usado es “invulnerable”.
Te aseguro de nuevo que estás en constante recepción del Amor de Dios, que es Dios
Mismo. Y no hay nada que puedas hacer al respecto. Como el Hijo de Dios tienes el poder de toda la Creación dentro de ti, DENTRO DE TI. No hay nada que puedas hacer para cambiar eso.
Tienes DENTRO DE TU SER la invulnerabilidad y el poder del universo.
TIENES dentro de ti el poder del universo, pero hay una cosa que no puedes cambiar. No tienes la libertad y el poder para separarte del Amor de Dios, que ES Dios Mismo; o de la fuerza de Dios que te sustenta, o de los pensamientos de Dios que están profundamente dentro de tu mente, o de la Luz de Dios con la cual VERÁS verdaderamente cuando experimentes la visión.
No hay nada que puedas hacer para separarte de eso, que es tu realidad.

Como el Hijo de Dios, tienes libertad para IMAGINAR lo que desees. En verdad, eso es lo
que representa esta vida, esta tierra, el mundo entero: tu imaginación. Dios te ha dado la libertad… libertad aun para imaginarte separado de Él, tal y como lo has hecho; incluso para imaginarte separado de los demás, tal y como lo has hecho. Tal imaginación es la esencia de este mundo, y por eso es que se trata de un mundo de ilusión.
No te engañes; no tienes el poder para separarte de Dios, te guste o no. El Amor de Dios está dentro de ti, sustentándote en todo momento. La Luz de Dios, con la cual verás, está siempre allí. Los Pensamientos eternos de Dios, están siempre allí. Eso no lo puedes cambiar.

¡Ah!, sí, eres libre para imaginar. Eres libre de imaginar que estás separado, que estás
aislado. Eres libre de imaginar que no eres amado, bajo la forma de enfermedad, pobreza, malformaciones, rabia, dolor… y aun con la muerte. Eres libre de imaginar todo esto y creer que es real. Pero no puedes cambiar el hecho de que nada de eso es verdadero.
En este curso hablamos de la percepción y de la percepción verdadera. Entiende que la percepción es del pensamiento, y que se irá. Todas tus percepciones, todos tus pensamientos que te harían creer, o que fomentarían la creencia de que estás separado o aislado, no son de la realidad, son ilusiones; son neblina y sombras que pasarán.
La percepción verdadera también se irá. Sin embargo, tu percepción verdadera vendrá, y estará basada en lo que he venido diciéndote hoy en el hecho de que Dios está dentro de ti y te sustenta; que Dios piensa contigo y a través de ti; que la Mente de Dios está en verdad dentro de tu mente; que la Luz de la verdadera visión está dentro de ti; que este mundo, todo él, todas sus percepciones y pensamientos, son solo una gran ilusión, y no tienen significado excepto en tu imaginación.

En tu percepción verdadera verás este mundo como la ilusión que es, como fantasías.
Cuando lo hagas, simplemente lo dejarás ir, y serás libre. No puede pasar de otra manera.
Sobre esto no tienes elección.
Si lo deseas, puedes aferrarte durante más tiempo a la fantasía, a la percepción falsa. En tanto que estés disfrutando de tu actuación con todas estas percepciones, Dios te ha dado libertad para hacerlo. Te has imaginado el tiempo para darte “tiempo” para hacer eso, pero el tiempo también se irá. Y sobre esto, tampoco tienes elección.

Esta es tu invulnerabilidad… tuya porque eres el receptor del Amor de Dios que convierte esto en verdad, puesto que recibiendo el Amor de Dios, eres el receptor de Dios Mismo; y tu meta en este curso es sentir esa verdad dentro de tu ser, ya que eso te conducirá a entender el amor y el perdón. Una lección dice que Dios es el Amor en el que perdono. Tu meta, cuando llegas a entender el amor y el perdón, es saber que, cuando amas como Dios ama, no estás enviando energía, no estás enviando buenos pensamientos, no estás enviando buenos deseos. Estás de hecho dando tu Ser. Y cuando amas, eso que tú ERES, la esencia de tu Ser, esa que es parte de Dios, penetra en tu interior y SE CONVIERTE EN eso que éstas amando.

En definitiva, sabrás sin esfuerzo ni lucha que TODO es el receptor de ese amor, y por lo tanto el receptor de tu Ser. Y esto lo reconocerás como Unicidad [Oneness]. Imagina a alguna persona, algún ser, a quien sientes que amas intensamente. Trata de imaginar lo que sería darte a ti mismo de tal manera que te CONVIERTAS en ese otro ser. Esto no es ENVIAR algo a otro, porque eso solo imagina separación. Cuando te HAGAS otro ser, en tu amor, estarás experimentando lo que es ser UNO.

Por otra parte, finalmente te darás cuenta de que dentro de esta Unicidad existe la
individualidad. Todos vosotros (nosotros) sois UNO. Pero dentro de la infinitud de la Creación existe eso que es TÚ, que es solo tu Ser, y no obstante, no está de ninguna manera separado de cualquier otro aspecto de la Creación.

Cuando tú amas a alguien, y te CONVIERTES en ese ser, te estás abriendo a lo que ha sido siempre verdadero y a eso que tú eres.
En el dar, en el convertirte [becoming, o también «devenir», llegar a ser alguien o algo], no disminuyes. Y no es posible que pierdas nada. Más aún, cuando das de tu Ser te expandes y magnificas lo que tú eres. Tal es la naturaleza de Dios. Tal es la naturaleza de tu Ser. Tal es el propósito de la Creación.
Trata, si puedes, de permitir que la verdad de estas palabras penetre en tu ser. Si puedes conseguir un destello, un vislumbre de esa verdad, te habrás ahorrado años, Pero si no puedes, no te desalientes, porque no hay nada que tú puedas hacer para separarte del Amor de Dios, excepto por un momento, imaginar que estás separado de Él. Pero eso no puede en verdad dañarte, así que no temas.
Una de tus lecciones decía que no hay nada que temer. Y otra que Dios es la fortaleza en la que confío. Dios te ama. Dios se convirtió en ti. En Su amor, Dios está dentro de ti. El Amor de Dios no es un pensamiento que Él te envía, sino que es ÉL MISMO que se da a ti. Eso siempre será así, y estás a salvo absolutamente.
Si tú fueras el padre de un niño que tiene una pesadilla, en la que cree (como tú crees) que está separado, solo y con miedo, tú sabrías que tu hijo está a salvo, que la pesadilla no tiene el poder de apartarte de su presencia, de tu protección y de tu amor por él.
Con Dios sucede exactamente igual.
Trata de imaginar que la Creación es precisamente así. Entonces, puedes entender que Dios ES la fortaleza dentro de ti, que PUEDES en verdad confiar, y que ESTÁS totalmente a salvo y eres un ser totalmente libre.
Así, toma la lección que dice No hay nada que temer, y según estás encerrado en tus pensamientos y en tus fantasías, dite a ti mismo: “Dios está dentro de mí; Dios Mismo está dentro de mi ser; la fuerza de Dios, el Amor de Dios y la Luz con la cual yo veré… están profundamente dentro de mí, y nunca me dejarán. Y yo, con todo el poder de mis imágenes no puedo deshacerme de ellos. Verdaderamente… no hay nada que temer”.
Otra de las lecciones dice, “La voz de Dios me habla durante todo el día” (L49). Si entendieras esto hoy habrías acabado el curso de milagros. Dios está de hecho profundamente dentro de tu ser, separado de tu conocimiento solo por tus imágenes y por los juegos que llevas a cabo con tus pensamientos. La presencia de Dios está dentro de ti, siempre… en tanto que sensación…, o como un apremio, un discernimiento, algunas veces como una inquietud…, otras veces como una plenitud, a veces como pensamiento, a veces como una voz que dice palabras. PERO ESTÁ ALLÍ SIEMPRE, y tú no puedes separar tu ser de ella.

Podrías imaginar que esta Voz es solamente tus propios pensamientos, y tratar de aislarte de ella. Pero todo lo que podrás hacer es solo “tratar”, porque la separación entre la Voz y tú es algo que no puede ser.

He hablado de esta Voz como el Espíritu Santo, la cual es en verdad la presencia de Dios dentro de ti. Y aprenderás a sentir su presencia, a saber que es la Voz de Dios, a entender la diferencia entre esa Voz y la voz de tu ego. Llegarás a saber todo esto. Y en ese día te convertirás, incluso en tus fantasías, en alguien que se siente perfectamente a salvo; y estarás en perfecta calma, percibirás verdaderamente que estás sostenido por el Amor de Dios, que no hay nada que temer… que la fuerza de Dios conoce cada detalle de cada situación. Entenderás que cuando vives, piensas y actúas de acuerdo con la presencia de Dios dentro de ti, entonces, la expresión de tu individualidad como un Hijo de Dios estará completa, estará a salvo, y será totalmente armoniosa con Todo Lo Que Es, así como Dios Mismo está en perfecta armonía con Todo Lo Que Es.
Por ahora no te preocupes de como reconocerás la diferencia entre esa Voz y la voz del ego.
Simplemente trata de sentir en tu interior que “No hay nada que temer”. Siente profundamente que la Voz de Dios está allí y que no te abandonará ni puede abandonarte.
Siente si puedes con gran confianza, que estás sustentado por el Amor de Dios; protegido por la fuerza de Dios, y que VERÁS con la Luz que es Dios. Siente si puedes, que sabrás en cada
circunstancia, con total certeza y calma, exactamente lo que experimentas, lo que sientes, qué decir y qué hacer.
Te prometo que tu vida estará completamente libre de duda. Una certeza te acompañará en cada momento de tu vida sobre esta tierra. Y entonces ya no necesitarás más esta tierra.
Porque serás libre.
Así, permítete imaginar que esta ES la manera en que sucederá. Te aseguro, verdaderamente, que tienes el poder de hacerlo de esa manera en este instante. Pero en la medida en que aún creas en el tiempo, es normal para ti decir, “eso SUCEDERÁ de tal manera para mí”. Permítete a ti mismo creer que ello SERÁ así, mientras que, al mismo tiempo, trata de creer que podría ser ya así en este mismo instante, si así lo eliges.
Imagínate lo mejor que puedas en un escenario en el cual Dios está, en verdad, dentro de ti. Esa fuerza, ese Amor, ese poder, ese conocimiento… ESTÁ allí, llegando a ti… atravesando tus pensamientos y vanas imaginaciones hacia una calma, una paz y un gozo que aún no puedes ni imaginar.

Cuando empieces a imaginar que tu vida PUEDE ser tal y como yo la he descrito, empezará a convertirse en eso. De hecho, te aseguro que ya es exactamente así. Tú simplemente no lo sabes. Cuando empieces a entender que mis palabras son verdaderas, entonces, las demás imágenes… la separación, el miedo, el sufrimiento, la enfermedad y la deformidad…
empezarán por fin a irse.
Cuando el cambio llegue, puede parecerte instantáneo. Así, no desfallezcas si ahora mismo no sientes que tus miedos se estén yendo. Simplemente permítete imaginar la presencia de Dios, y entonces todo lo que he dicho sucederá. Así, debes saber que con imaginarlo de esa manera ya estás dando un paso de gigante hacia el amor y la libertad.
Bendiciones para todos. Eso es todo.
YESHUA